La gastronomía venezolana, al igual que Venezuela misma, en mi opinión, es el secreto mejor guardado de Latinoamérica. Aunque en estos momentos nuestra gastronomía no goza de la popularidad, reconocimiento y prestigio que merece, esta ganando terreno a nivel mundial, aunque muy lentamente esta cruzando fronteras, esta redefiniéndose a si misma, sus técnicas autóctonas, sus ingredientes emblemáticos, sus aromas, sabores y colores distintivos, esta dándose a conocer gracias a la labor de profesionales comprometidos y orgullosos de su cocina. Pero todavía falta mucho por hacer, es por eso que en mi primera publicación en este blog quiero expresar la responsabilidad que tenemos las nuevas generaciones de cocineros de difundir la riqueza, la expresión y el magnetismo de la MEJOR gastronomía del mundo El aroma de la gastronomía venezolana, ají dulce, cilantro, caña de azúcar, coco, yuca, maíz, ron, cacao es su alma, su personalidad es el producto de la fusión de la cultura indígena, africana y europea, fusión a la que luego, hace aproximadamente 80 años se le sumaron aportes de los inmigrantes españoles, portugueses, franceses, italianos, caribeños, por nombrar los mas importantes, culturas que aportaron algo a la identidad de la gastronomía venezolana para que se convirtiera en lo que hoy es.
Estamos en la era de la información y de la comunicación, el mundo esta globalizado y una de las consecuencias de esa globalización es la competencia, Venezuela debe competir, debe innovar debe mostrar lo que tiene y eso incluye su patrimonio culinario; quien no comunica al mundo lo que es suyo desaparece, se extingue, la gastronomía venezolana, no puede correr esa suerte, como cocineros orgullosos de lo nuestro no lo podemos permitir. Para la internacionalización de la comida venezolana es necesario rescatar nuestras raíces y no permitir que las costumbres típicas de cada región o sector de Venezuela se vayan perdiendo. Se trata de informar al mundo de nuestros recursos gastronomitos, invitarlos a conocer lo nuestro convencidos de que es lo mejor. Pero para enseñar primero hay que aprender, investigar, indagar, conocer lo nuestro, su origen, su historia y lo que es hoy; solo con el conocimiento de nuestro patrimonio gastronomico, es mas, no se una responsabilidad exclusiva de los cocineros, todos los venezolanos debemos hacer que nuestra cocina, llegue a donde debe llegar, a la cima.
Es por eso que los invito a empezar hoy mismo a aprender algo nuevo de nuestra gastronomía y luego a difundirlo, como una onda expansiva, como un eco, que todos podamos sentirnos orgullosos de hacerlo, así como un día Don Armando Scannone admirablemente recupero nuestra memoria gustativa colectiva, cada uno de nosotros puede ahora exportar eso que el documentó, porque nuestro producto es digno de exportación.
Estamos en la era de la información y de la comunicación, el mundo esta globalizado y una de las consecuencias de esa globalización es la competencia, Venezuela debe competir, debe innovar debe mostrar lo que tiene y eso incluye su patrimonio culinario; quien no comunica al mundo lo que es suyo desaparece, se extingue, la gastronomía venezolana, no puede correr esa suerte, como cocineros orgullosos de lo nuestro no lo podemos permitir. Para la internacionalización de la comida venezolana es necesario rescatar nuestras raíces y no permitir que las costumbres típicas de cada región o sector de Venezuela se vayan perdiendo. Se trata de informar al mundo de nuestros recursos gastronomitos, invitarlos a conocer lo nuestro convencidos de que es lo mejor. Pero para enseñar primero hay que aprender, investigar, indagar, conocer lo nuestro, su origen, su historia y lo que es hoy; solo con el conocimiento de nuestro patrimonio gastronomico, es mas, no se una responsabilidad exclusiva de los cocineros, todos los venezolanos debemos hacer que nuestra cocina, llegue a donde debe llegar, a la cima.
Es por eso que los invito a empezar hoy mismo a aprender algo nuevo de nuestra gastronomía y luego a difundirlo, como una onda expansiva, como un eco, que todos podamos sentirnos orgullosos de hacerlo, así como un día Don Armando Scannone admirablemente recupero nuestra memoria gustativa colectiva, cada uno de nosotros puede ahora exportar eso que el documentó, porque nuestro producto es digno de exportación.
Rocío Hernández
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